A estas alturas nadie pone en duda los innumerables beneficios que la lactancia materna tiene para el bebé. Además de ser el mejor alimento de todos, le proporciona inmunidad a raudales frente a enfermedades tan frecuentes en los pequeños como las otitis, le protege contra las posibles alergias alimentarias, le hace sentirse querido, consolado, y atendido según sus expectativas (todos los mamíferos nacen con el deseo de mamar)... y la lista sigue.
También están los beneficios para la madre: disminuye el riesgo de sufrir cáncer de mama y osteoporosis, adelgaza, permite establecer un vínculo íntimo y profundo con el bebé... Y, sobre todo, supone vivir una etapa más de nuestra vida sexual, a la que tenemos derecho. Un derecho que nadie nos puede arrebatar, como defiende el pediatra Carlos González en su libro "Un regalo para toda la vida". Padre de tres hijos, formado en el Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, el Dr. González es también fundador de la Asociación Catalana Pro Lactancia Materna y sus anteriores títulos son "Mi niño no me come " y "Bésame mucho", libros reveladores sobre la crianza con apego, y el arte de escuchar las necesidades de nuestros hijos.
Está tan admitido que la teta es lo mejor, que hasta las firmas de leche de fórmula incluyen en sus campañas de publicidad sugerentes imágenes de madres amamantando a los bebés y ellos mismos dicen que la lactancia es lo mejor, pero que si no se puede...
¿Y por qué no se puede?
En general, y salvando los casos particulares, hay dos motivos muy importantes:
-uno es la falta de información y formación de muchos profesionales que atienden a las mamás y sus bebés.
Numerosos pediatras se empeñan en que a los bebés se les dé "una ayudita" si están "justitos de peso", según las curvas de crecimiento. Cuando está demostrado que hacer esto es el inicio del fin de la lactancia. Por no hablar de los complicados inicios cuando, por ejemplo, en las clínicas y hospitales no se facilita que las madres den de mamar a su recién nacidos en la media hora siguiente al parto...
-el otro es la falta de apoyo a la madre que decide amamantar a su hijo.
Falta de apoyo social, empezando por la raquítica baja de maternidad, que ni siquiera permite disfrutar relajadamente de los seis meses de lactancia materna exclusiva que recomiendan tanto la Organización Mundial de Salud como la Asociación Española de Pediatría. Estas mismas asociaciaciones recomiendan seguir amamantando a los niños, al menos, hasta los DOS años.
Tanto si surgen problemas (grietas, mastitis...) como si no, pasarse por algún grupo de apoyo a la lactancia, como los que organizan las monitoras de La Liga de la Leche, seguramente marcará un antes y un después en nuestra crianza.
*Foto: Portada del libro "Un regalo para toda la vida", de Carlos González (Ed. Temas de Hoy)
domingo, 20 de abril de 2008
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