Conocí a Kapuscinski de la mano de Aída Díaz, la Jefa de Salud de Ser Padres, en una de nuestras charlas durante la preparación del Especial de Alimentación Infantil en la redacción de la revista (ahora hablamos por teléfono, cuando me llama para hacerme los encargos). Me habló de la integridad y honestidad de este corresponsal nacido polaco, de sus viajes, de sus libros. Kapuscinski se presentaba ante mí como el periodista perfecto, comprometido, vocacional, ético. No tardé en acercarme a su prosa precisa, como la del título que da nombre a esta entrada, un compendio de conferencias "sobre el buen periodismo", manual de cabecera de quien desee adentrarse en la práctica de esta profesión, que él mismo considera "muy exigente". En él explica, entre otras muchas cosas, cómo la bondad y la honestidad deben ser la seña de identidad del que quiera ser un buen periodista, pues sólo el que cuente con estas herramientas podrá empatizar con los que le rodean, sólo él conseguirá que los demás se le abran y le cuenten su verdad, sólo él conseguirá transmitirlo. Kapuscinski, Premio Príncipe de Asturias de Comunicación en el 2003, se fue el año pasado, y nos dejó para siempre sus crónicas africanas, su buena literatura, su visión del mundo, su capacidad de análisis político. Su falta de ego y su compasión por el otro. Y con sus palabras sigue dando voz a los que no la tienen.
*Foto: Portada del libro "Los cínicos no sirven para este oficio" de Ryszard Kapuscinski (Editorial Anagrama).
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