viernes, 27 de junio de 2008

Vivir con niños

"El nacimiento de un niño nos pone en una encrucijada y nos obliga a tomar decisiones: ¿educaremos a este niño para que se adapte al estándar de vida que hemos alcanzado, a nuestra manera de pensar y sentir, a nuestras formas de lidiar con las cosas y las personas? ¿o aceptaremos que la convivencia con el niño nos conmueva de tal modo que nos permita aventurarnos a comenzar de nuevo?"

*Fragmento del libro "Aprender a vivir con niños. Ser para educar", de Rebeca Wild, Ed. Herder, 2007.
Este fin de semana asistiré al seminario de los Wild en El Escorial.
A la vuelta de las vacaciones escribiré un post más extenso sobre su forma de entender la educación, la convivencia con los pequeños, el desarrollo personal...
Feliz Verano.

domingo, 22 de junio de 2008

REVOLUCIONES

Últimamente pienso a menudo en Gandhi. Vale, no ando todo el día con él a cuestas. Pero sí ha salido en varias de mis conversaciones. Hablábamos de actos revolucionarios, de cómo lo sencillo, elegido de forma consciente por cada uno de nosotros, podría llegar a tener la fuerza de cambiar el curso de la historia. Como sucedió cuando Gandhi se enfrentó al imperio británico. Sólo con una rueca, y convenciendo a sus vecinos de que no comprasen más trajes al imperio, de que se hicieran ellos mismos su ropa, y volvieran a utilizar su ropa tradicional. Y algo tan sencillo como dejar de consumir fue el inicio de todo lo que vino después...

¿Qué pasaría si dejásemos de comprar en los centros comerciales? ¿Qué ocurriría si no necesitáramos casi nada material? ¿Y si en vez de comprar productos especiales para nuestros hijos les alimentáramos con nuestra leche durante mucho tiempo, les adaptáramos nuestros utensilios, enseres y alimentos, les construyéramos sus propios juguetes y fuéramos sus ositos de peluche por la noche, su objeto de transición y de apego?

Entiendo la verdadera revolución como la transformación interior, elegida, buscada, trabajada. Para después unirse a los que andan buscando parecido y ampliar el cambio, compartirlo, mejorarlo.

jueves, 19 de junio de 2008

EL VERDADERO ENCUENTRO

Todo niño necesita celebrar periódicamente encuentros verdaderos con sus padres. El encuentro verdadero no es más que atención concentrada. Es atención especialmente intensa, nacida del compromiso directo y personal. El contacto vital implica estar íntimamente abierto a las cualidades particulares y exclusivas de nuestro hijo. Los niños muy pequeños manifiestan constantemente hallarse en estado de atención concentrada. Cuando un niño que da sus primeros pasos observa una oruga, por ejemplo, queda totalmente absorbido por la vellosidad, por cada movimiento, por la forma de comer del animal. Está personalmente comprometido con la "particularidad" de la oruga.
Lo opuesto del encuentro verdadero es el encuentro en que nos mantenemos a distancia. Aquí no enfocamos íntimamente nuestra atención, nos contenemos. Vemos, pero desde la distancia; eludimos el compromiso personal. Son muchos los padres que sólo están físicamente con sus hijos, mientras el foco de su pensamiento se concentra en cualquier otra parte. La compañía sin verdadero encuentro no es compañía de modo alguno...

*Fragmento del libro "El niño feliz. Su clave psicológica", de Dorothy Corkille Briggs. Ed. Gedisa.

martes, 3 de junio de 2008

LA PIRÁMIDE DE ALIMENTOS

Creada por el Departamento de Agricultura de Estados Unidos en los 90 para divulgar una forma correcta y saludable de alimentarse, la pirámide de alimentos fue adoptada rápidamente por otros países, y fue sustituyendo a la rueda o el tren de alimentos. Y a ella dedica este mes de Junio la revista Ser Padres su sección "Pequeño Gourmet", de la que me he encargado.
La pirámide de alimentación, que es elaborada por expertos en nutrición, distribuye los distintos grupos de alimentos de modo que podamos saber cómo deberíamos alimentarnos para estar sanos echándole un simple vistazo.
En la última revisión, realizada por la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, se hace referencia además a la necesidad de ingerir suficiente agua, alrededor de dos litros al día; así como de hacer ejercicio físico, unos treinta minutos diarios bastarían. También se incluye, de forma opcional, la ingesta de un vasito de vino o cerveza al día.

El grupo de alimentos más importante, el que más calorías nos debería aportar (cerca de la mitad del total diario) es el de los cereales (arroz, maíz, avena, trigo...). También a diario se recomiendan las frutas, las verduras, las hortalizas, el aceite de oliva y los lácteos, aunque en raciones diferentes. Ya de forma más esporádica, varias veces por semana: pescado, pollo y huevos. Y ocasionalmente: carnes rojas, bollería industrial, embutidos y dulces.
No se trata de prohibir nada, algo que además con los niños sirve más bien poco. Sino de poner el acento allí donde se encuentran los nutrientes más importantes para nuestra salud. Y de aprender a planificar los menús caseros de una forma más sana.