domingo, 14 de septiembre de 2008

Apegarnos a los expertos...


Somos muchas las madres que al saber de nuestro primer embarazo nos lanzamos a leer todo lo que encontramos sobre maternidad y crianza. Acostumbradas a racionalizar, analizar y pensar durante tantos años, nos desborda la pulsión de la vida que comienza a latir en nosotras, y corremos en busca de palabras que mitiguen nuestra zozobra. Nos cuesta dejar fluir nuestros sentimientos, aceptar la brutal experiencia de partirse en dos, permitir que nuestros instintos más auténticos se expresen. Y, así, vamos delegando parte de nosotras en teorías y expertos que nos allanen el camino, que nos den palabras con que nombrar lo innombrable, que nos permitan asirnos a lo tangible cuando todo se vuelve etéreo y se escurre por nuestro intelecto, que nos ayuden a racionalizar un poco esta locura. Poco a poco, y con el paso del tiempo, muchas somos también las que comenzamos a hacer una selección cada vez más precisa, contrastando la teoría con nuestra práctica diaria y nuestros sentimientos, compartiendo experiencias con otras madres de carne y hueso, construyendo un criterio propio e intransferible para compartir la vida con nuestros hijos. Escuchando lo que de verdad necesitan ellos y lo que sentimos nosotras.

*Foto: Entrada de una casa en Cambados (Pontevedra). Archivo familiar.

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